Hoy despertamos adoloridos. A diferencia de los días anteriores dormimos hasta más tarde y desistimos de salir a trotar. Con la espalda y las piernas resentidas por la cabalgata de ayer, Macarena propuso efectuar nuestro recorrido del día en vehículo. Hablamos con la dueña del hotel y arrendamos un auto.

Comenzamos por ir a Puna Pau, un pequeño cráter desde donde extraían la piedra volcánica utilizada para elaborar los moños de los moai o pukao. En el lugar habían varios pukao de gran tamaño. Además, desde la cima se tenía una vista muy bella a Hanga Roa.

Luego tomamos la ruta costera y nos detuvimos en Hanga Te’e, donde vimos una plataforma con restos de moais repartidos por el lugar y fusionados con la tierra, a punto de mimetizarse.

De ahí fuimos hasta el lugar favorito de Maca a contemplar de los 15 moais dando la espalda al océano: Ahu Tongariki. Después de comer un tubo de papas fritas, beber un par de vasos de Coca Cola Light y rescatar a un coreano que quedó en pana con su auto; partimos rumbo a Anakena.
18 de septiembre del 2012