Como todos los días comenzamos la jornada trotando por el borde del lago Calafquén. De regreso en la cabaña desayunamos y leímos un poco. Cerca del mediodía preparamos nuestros bolsos y salimos de excursión rumbo al Salto del Huilo Huilo.
En nuestro viaje desde Pucura pasaríamos por Lican Ray y bordearíamos el lago Calafquén para llegar a Panguipulli. Allí nos detendríamos para almorzar y luego continuar bordeando el lago Panguipulli, pasar cerca de Choshuenco y finalmente llegar al salto.
Panguipulli

Por primera vez me interné al sur de Lican Ray. Apenas llegamos a Panguipulli nos bajamos a conocer parte de la ciudad, deteniéndonos en su hermosa iglesia, donde sacamos varias fotografías. Luego continuamos por la costanera e hicimos una parada a almorzar en la feria costumbrista.
El festín lo comenzamos comiendo una exquisita y enorme sopaipilla con pebre, recién hecha, acompañada de una cerveza artesanal “7 Lagos”. Luego de pasear por varios puestos de comida opté por servirme un plato de cordero asado con papas cocidas y ensalada a la chilena. Estaba delicioso. Para el postre nuevamente nos paseamos por la feria hasta encontrar un kuchen de arándano.
Para bajar la comida caminamos por el borde del lago y fue imposible no caer en la tentación de comprar un mote con huesillos.
La ruta al Huilo Huilo



Satisfecho y feliz tras el atracón de comida criolla, continuamos rumbo a Huilo Huilo. Para llegar a destino, bordeamos el lago Panguipulli por un hermoso camino donde la vegetación exuberante de la Araucanía limitaba las aguas del lago. Nos detuvimos en al menos tres miradores, hasta que comenzamos el ascenso por un camino de tierra hasta el salto.
Salto del Huilo Huilo


Un estrecho sendero de tierra, en medio del bosque nativo en los pies del volcán Choshuenco nos fue conduciendo entre árboles de variadas especies hasta un sonido sordo de agua cayendo al vacío. El espectáculo natural era impresionante. Desde un canal forjado sobre la lava saltaba el agua en medio del paisaje frondoso.
Lo mejor, es que una larga escalera de madera nos permitió descender hasta los pies del salto. Por un momento el tiempo se detuvo. Abrazados con Macarena quedamos absortos contemplando lo bello del paisaje. La luz de la tarde entraba por el cauce del río e iluminaba los árboles que rodeaban la caída de agua.
Volvimos a subir por la empinada escalera y seguimos recorriendo hasta encontrar, escondido entre los árboles, el Salto del Puma. A mayor distancia que Huilo Huilo, el Puma se divisa en medio del bosque, en un lugar inaccesible para los visitantes. Es mejor mantener distancia. En mismo lugar figura la placa de una joven que cayó por las quebradas perdiendo la vida.
Choshuenco



Desde el Salto del Huilo Huilo enfilamos hacia Choshuenco, justo antes del atardecer. Descansamos en el borde del lago hasta que el sol desapareció detrás de las montañas.
Con hambre y cansancio, nos dirigimos hasta un restaurante local de atención lenta y comida regular. Pero nada que hacer. En el pueblo no había más alternativas y se hacía imperioso recuperar energías antes de volver a Pucura.
El día de paseo estuvo genial. Lo más destacable fue el delicioso almuerzo en Panguipulli, el imponente salto de Huilo Huilo y el hermoso atardecer en Choshuenco. La belleza de los paisajes quedarán por siempre en mi retina.
6 de junio del 2013