Era todavía de noche. Nos alejamos de las Cabañas Mana Nui Inn, doblamos a la derecha a la altura del cementerio y comenzamos a caminar. A poco andar, el camino subía hacia una casa, por lo que decidimos seguir de largo por la explanada de pasto, directo hacia un grupo de cinco moaís alineados de espalda al océano.

La superficie era muy irregular, por lo que caminamos lento, teniendo cuidado de no tropezar con alguna roca volcánica o algún desnivel oculto bajo el pasto. Un poco más allá nos encontramos con la figura de un moai solitario en perfecto estado, con su moño y los ojos de coral. Seguimos caminando, pasamos por un par de cuevas y llegamos hasta un acantilado con una hermosa vista al Océano Pacífico.
De regreso a las cabañas nos encontramos con un cartel que anunciaba la entrada al sitio arqueológico Tahai.
15 de septiembre del 2012