De noche la Plaza Aníbal Pinto vuelve a ser la misma de siempre. Tras las cortinas cerradas no se nota la triste ausencia del Café Riquet, la Librería Ivens y una antigua florería. Rayada, transitada y ocupada por la más diversa mezcla de personas que circulan en todas direcciones, o hacen de la plaza un punto de encuentro, o un punto de venta para hamburguesas de soya. Este hermoso lugar de Valparaíso sobrevive en sus arquitectura inmediata y se permite observar en todo su caótico esplendor desde la tranquilidad del Paseo Atkinson, en el Cerro Concepción, donde fue tomada esta fotografía, una tarde de septiembre cuando ya anochecía.
3 de diciembre del 2013