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Mirasol: no culpes a la playa… ni al bosque

Mirasol se ubica en la comuna de Algarrobo: Ofrece mucha tranquilidad, paisajes únicos y bellezas naturales que no puedes perderte.

Mirasol es de esos lugares mágicos. Siempre quieres volver. Es que además de su tranquilidad, comodidad y la pureza de su aire, tiene un paisaje súper particular. Son pocos lugares en Chile donde en un mismo día (y pocas horas), puedes ir al bosque, al humedal y a la playa caminando, escuchando el canto de los pajaritos mientras comes una empanada recién hecha o un pan recién salido del horno.

Mirasol

Aunque está ubicado a escasos 6 kilómetros de Algarrobo, este pequeño pueblo no tiene el tráfico infernal de sus vecinos algarrobinos (especialmente en verano y fines de semana largos), pero tampoco está desconectado de los servicios y oferta turística y gastronómica que ofrece esta parte del litoral. Por el contrario, llegar a Mirasol es re-fácil, vayas en transporte particular o en bus/micro interpovincial.

También tiene una amplia oferta de alojamientos, en especial del tipo cabañas y apart-hotel, que te ponen en contacto con la naturaleza y con precios al alcance de todos los bolsillos. En lo específico, Mirasol se encuentra al norte de la comuna de Algarrobo, camino al sector El Yeco, también conocido como «camino del medio».

Humedal Playa Mirasol

Si googleas “Mirasol”, probablemente serán tres las primeras menciones: la primera es el humedal de Playa Mirasol, al que puedes acceder bajando por calle San Patricio hacia la quebrada San José, donde llegarás a una bellísima pasarela de madera que te conducirá hasta la playa, atravesando el humedal, donde puedes encontrar especies animales como como taguas, garzas y queltehues y vegetales como lirios costeros, azulillo y variedades de docas. Si cruzas la pasarela… ¡No botes tu basura ahí! En el sendero hay varios basureros, pero los perros se encargan de hacer lo suyo, contaminando la ruta. 

La Cueva del Pirata

Al final del humedal, encontrarás la referencia N°2 del tío Google: la cueva del pirata; un atractivo natural formado luego de miles de años de proceso erosivo a cargo del mar y el viento. Se llama así porque, de acuerdo con las leyendas locales, estas costas fueron visitadas por ilustrísimos piratas como Francis Drake y Richard Hawkins, quienes ocultaban sus botines en esta formación natural. Cierto o no, y más allá de tu espíritu aventurero, no debes adentrarte mucho, porque tiene hartos recovecos y es muy fácil perderse.

Como notas al margen: 1) el humedal fue construido con el aporte de la Fundación Kennedy y los senderos están bellamente adornados con mosaicos y señaléticas realizados por los niños y niñas de la escuela local. 2) La playa es bien brava. Ten cuidado. En general, la usan solo los surfers y la gente capa.

Canelo y Canelillo

Finalmente, los sectores más atractivos: Canelo y Canelillo. Ambas playas, muy muy cerquita de Mirasol, tienen la característica de combinar playa y bosques (mayoritariamente de pino) en poquitos metros, lo que las convierte en lugares muy poco comunes y con una biodiversidad bien peculiar, única. Las dos playas tienen un oleaje bastante calmo (con el agua heladísima… obvio, las baña el Pacífico) y arenas blancas, donde el ambiente familiar es lo que predomina, rodeadas del cerro y vegetación.

Existen varios kioscos y negocios donde puedes comprar desde un café hasta el kit completo para armar un castillo de arena, y también puedes arrendar carpas y quitasoles. Ver el atardecer en la playa es sencillamente hermoso.

Isla de los Pingüinos y Peñon de la Peñablanca

Bonus track: la isla de los Pingüinos Pájaros Niño, donde anida la variedad de Humboldt de estas simpáticas aves, que están en peligro de extinción y el Peñón la Peñablanca, donde puedes hacer observación y fotografía de varias especies de aves marinas, especialmente, de pelicanos, gaviotas y cormoranes.

Cuando puedas, anda a darte una vuelta. Esta parte del litoral no es muy-extremadamente concurrida y seguro te llevas alguna sorpresa. Es el lugar ideal para disfrutar de una escapada y no olvides comprar tu palmera. ¡Son deliciosas!

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