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Campo dunar Punta de Concón: arena, prehistoria y recuerdos

Un Santuario de la Naturaleza para disfrutar y cuidar entre todos: Campo dunar Punta de Concón

Recuerdo como si fuera ayer (aunque de eso han pasado por lo bajo, 35 años) cuando con mi viejo y hermanas nos encaramábamos en el Citröen Visa II color café-con-leche para viajar por cerca de una hora desde Valpo hacia las dunas de Concón. En rigor, al campo dunar Punta de Concón, como es su nombre oficial.

Campo Dunar Punta de Concón

Una aventura por donde se le mirara. Una tarde llena de sol, arena, arena y más arena (posiblemente el más feliz era quien tenía que limpiar el auto después del paseo). Escalar esas montañas a 30 metros de altura no era algo baladí para un niño de 6 o 7 años. 

Para algunos será la mejor pista de sunboard del litoral; para otros, un buen lugar para pololear y tomarse una chelas; para un gato, el baño más grande del mundo, pero resulta que las dunas no son cualquier montón de arena. No señor. Es un testimonio tangible de cientos de miles de años de erosión eólica sobre la superficie rocosa del lugar. De hecho, su origen geológico data del cuaternario, es decir, un periodo que se inició hace 2.59 millones de años. 

Santuario de la Naturaleza

Se trata de un Santuario de la Naturaleza cuyo “valor educativo y científico se distingue por sus arenas relictas y sus caracteres fisiográficos, que constituyen registros de la historia de la evolución de los paisajes costeros; el valor escénico y estético y el especial ambiente y belleza de este conjunto de dunas, asociadas a un borde costero de hermosos roqueríos, constituyen un patrimonio natural de gran valor que debe preservarse para las generaciones presentes y futuras”, según describe el decreto Nº481/1993 que lo declaró como tal.

Campo Dunar Punta de Concón en peligro

Originalmente tenía 50 hectáreas, pero el “progreso” lo redujo a las actuales 30, ya que se autorizó la construcción de varias torres de departamentos que por poco hacen desaparecer nuestro paraíso dunar. De hecho, el sector protegido no pertenece al Estado, sino a una inmobiliaria que por años ha intentado construir más y más en el sector colindante al santuario, abriendo la puerta a un daño patrimonial irreparable.

Se trata de un ecosistema tremendamente frágil, que presenta características que lo hacen único. Solo como ejemplo, es el hogar de 250 especies de flora y fauna, la cifra más grande de todo el sistema dunar del litoral chileno, por tanto, su valor científico, ecológico y cultural es inconmensurable.

Un panorama imperdible para los niños y la familia

Aun así, ir a las dunas es un imperdible para los niños y la familia en general. Escalar esas “montañas”, para después bajarlas en una bolsa, corriendo, en un cartón o de poto, sigue siendo un tremendo panorama. Para llegar, solo debes tomar el camino Internacional. Como consejo, justo frente a las dunas hay un supermercado (el del elefante), donde puedes dejar el auto bien seguro (ya no se puede estacionar a los pies del campo dunar).

Junta harto aire y energía para ponerte a escalar. Lleva agua y algo para ponerte encima, porque arriba el viento pega fuerte, sobre todo en invierno. Ah! Y por supuesto, no se te ocurra quebrar alguna botella, no fumes ahí y llévate tu basura.

Por Claudio Domínguez

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