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De trekking por El Morado

De trekking por El Morado, descubriendo los tesoros naturales del Cajón del Maipo a unos cuantos kilómetros de Santiago.

Desde hace un tiempo me propuse realizar escapes mensuales a lugares atractivos cerca de Valparaíso. Una de mis premisas es que no es necesario tener gran cantidad de recursos ni trasladarse muchos kilómetros para disfrutar la experiencia de viajar. Y cómo el 2016 fue un año de cambios en lo personal, no me quedó más que aplicar dicha premisa. Esta vez realizando un trekking por El Morado.

Lo primero que se me ocurrió fue ir más seguido a Santiago. Lo segundo, hacer trekking por espacios naturales de la región de Valparaíso y sus alrededores. Partí por una ruta conocida (La Campana) y continué por nuevos lugares cerca de Santiago partiendo por el Parque Natural Aguas de Ramón.

De estas experiencias sólo puedo sacar buenos recuerdos. Paisajes que sorprenden por su belleza y majestuosidad, lo reconfortante de hacer deporte al aire libre, las buenas conversaciones durante el camino y la posibilidad de hacer muchas fotografías.

Un paseo al Cajón del Maipo

Nos reunimos al medio día del sábado en la estación Bellavista de La Florida. Buscamos un bus que dijera «Cajón del Maipo» y partimos para allá. Luego de esperar unos 20 minutos nos vimos en Puente Alto, un tanto acalorados y felices por el comienzo de la nueva aventura.

En la micro predominaban los jóvenes con mochilas, carpas y sacos de dormir. El chofer aportaba la banda sonora con Led Zeppelin y Deep Purple. El ambiente era festivo. La brisa que entraba por las ventanas ayudaba a bajar la temperatura mientras el bus zigzagueaba junto al río Maipo a toda velocidad. Me sentía como en otro tiempo de mi vida, cuando el verano se me iba mochilenado por  Chile.

De pronto Vicky avistó el camping, hizo parar la micro y nos bajamos. Delante nuestro nos encontramos con una pequeña tienda de refrescos. Ahí nos servimos un maravilloso mote con huesillos heladito. Ya caía la tarde cuando armamos la carpa. Salimos en busca del almuerzo a eso de las siete.

Caminamos algo más de dos kilómetros hasta encontrar un pequeño restaurante donde nos servimos una deliciosa cazuela de vacuno acompañada de vino tinto. En el trayecto la gente nos saludaba. A pesar de la cercanía de Santiago, en el Cajón del Maipo todavía se respira un ritmo de vida rural. Sus habitantes caminan a paso lento y en los almacenes no hay apuro en atender ni problema en conversar.

Al día siguiente madrugamos para tomar una micro roja que nunca llegó. Estuvimos más de dos horas hasta que apareció el bus de recorrido tradicional. En el intertanto caminamos con nuestras mochilas hasta un almacén donde compramos unos panes enormes y recién horneados.

Un trekking por El Morado

Luego de un recorrido a toda velocidad por las curvas del cajón llegamos hasta Baños Morales. A pocos metros de ahí encontramos la oficina de Conaf. Un amable funcionario nos cobró los $2.500 de entrada y nos autorizó a dejar nuestros bultos en el lugar.

A las 10:30 comenzamos nuestro ascenso hacia el Glaciar San Francisco. Un sendero de tierra marcaba el recorrido cerro arriba. Sin más vegetación que pasto y flores silvestres, el sol se alzaba sobre nuestras cabezas y una suave brisa nos refrescaba.

Aguas Panimávida

Mientras bordeábamos el cerro Los Chacalles, el silencio del valle se intercalaba con el sonido del río y algunas caídas de agua. Así llegamos a Aguas Panimávida, una especie de pantano donde el agua se confundía con la vegetación y circulaba lenta hacia la quebrada Morales.

Laguna El Morado

Seguimos caminando por pendientes suaves y planicies cuando nos encontramos con la laguna El Morado. A esta altura del camino ya se sentía el par de horas de trekking. Hicimos una pausa, me comí una colación, bebimos agua y continuamos ascendiendo por un sendero que se fue volviendo más irregular, marcado por surcos por donde probablemente se acumula la nieve en invierno y posteriormente se derrite llegada la primavera.

Glaciar San Francisco

Así llegamos hasta el Glaciar San Francisco, del que no queda mucho en verdad, salvo un poco de hielo y nieve al que pudimos acceder alejándonos un poco de la ruta oficial. Si bien el final puede parecer algo decepcionante, la ruta vale el paseo por el Monumento El Morado.

Al descender el tiempo se nos pasó conversando… Claro que a eso de la quinta hora de caminata ya queríamos llegar al refugio de Conaf, lavarnos la cara y descansar.

Para cerrar la jornada de trekking por El Morado, y antes de emprender nuestro regreso a Santiago, disfrutamos de una sabrosa empanada y una refrescante cerveza en Baños Morales. Al regreso, como en la ida, nos fuimos escuchando Led Zeppelin mientras el bus sorteaba las curvas y hacía atajos para saltarse los tacos. Estábamos agotados, pero felices. Esa extraña y agradables sensación que te deja salir de paseo por la montaña.

Por Hernán Castro Dávila

El amor por los viajes, la escritura, la fotografía y la comunicación me ha impulsado a forjar mi propio camino dentro del periodismo. Creo en nuestra capacidad de expresión como ciudadanos del siglo XXI. Yo la practico desde mi blog, las redes sociales y la educación. Si queremos que este mundo cambie, debemos comenzar por nosotros mismos.

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