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Una escapada al Desierto de Atacama

Recorriendo la costa del Desierto de Atacama: Bahía Inglesa, Caldera, Chañaral y el hermoso Parque Nacional Pan de Azúcar.

Necesitaba un descanso, salir de la ciudad e irme al medio de la nada, donde no hubiese señal ni más sonido que las olas del mar. Necesitaba viajar, así que compramos pasajes a Copiapó y nos pegamos una escapada al Desierto de Atacama.

En la ruta al Desierto de Atacama

Bahía Inglesa

Por $65.000 compré los pasajes aéreos de Santiago a Copiapó. Desde el mismo aeropuerto tomamos un transfer a Bahía Inglesa por $6.000 (Les sugiero reservarlo de manera previa. Aquí les dejo el WhatsApp: +56 986353010) Ahí alojamos en el Apart Hotel Marsella Giorgia ($40.000 la noche) y disfrutamos de nuestra primera parada.

A principios de diciembre casi no había gente en Bahía Inglesa, sin embargo igual funcionaban algunos restaurantes. Ya comenzaba a sentirse la desconexión.

Caldera

A la mañana siguiente dimos un paseo por la playa y tomamos un colectivo hasta Caldera ($1.200). Grande fue la decepción al saber que el único bus que iba a Chañaral partía a las 18:00 horas.

Nada que hacer. Fuimos hasta un restaurante justo frente a la esquina del terminal y nos servimos una cazuela de antología. El tiempo de espera sirvió para dar una vuelta por la ciudad, su playa y caleta; las que estaban muy lindas.

Hasta que dieron las 6 de la tarde y pudimos tomar nuestro bus a Caldera.

Chañaral

Cerca de las 20:00 horas llegamos a Chañaral y ahí la aventura fue conseguir un taxi para llegar a nuestro destino final: Los domos de Pan de Azúcar ($30.000 la noche).

Un buen dato es que tras del terminal se estacionan los taxis. Cerca de ahí pillé uno y por $20.000 nos llevó hasta los domos. ¡Habíamos llegado a nuestro destino!

Pan de Azúcar

Dentro del Parque Nacional Pan de azúcar hay un camping que dentro tiene dos domos de madera, a unos cuantos metros del mar. Son como una carpa grande, sin baño, pero con la estabilidad de una cabaña… En medio de la nada y a pasos del mar.

En el lugar la desconexión no es opcional, ya que simplemente no hay internet. El único sonido de fondo son las olas y las gaviotas que dan vueltas por el lugar.

No necesitaba nada más.

Por Hernán Castro Dávila

El amor por los viajes, la escritura, la fotografía y la comunicación me ha impulsado a forjar mi propio camino dentro del periodismo. Creo en nuestra capacidad de expresión como ciudadanos del siglo XXI. Yo la practico desde mi blog, las redes sociales y la educación. Si queremos que este mundo cambie, debemos comenzar por nosotros mismos.

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