Desde 1923 el Almacén Naval acompaña la vida cotidiana de los vecinos de Playa Ancha. Así como lo hiciera el Emporio Pedro Montt en el Barrio Almendral o el Almacén Chile en el cerro Los Placeres. Sus estanterías de madera se elevan hasta el cielo del local repletas de todo tipo de productos. Bajo las repisas los trabajadores del emporio se desplazan por estrechos pasillos, yendo y viniendo en busca de los pedidos de los vecinos.

En las avenidas Gran Bretaña y Playa Ancha no hay supermercados. En este sector de la ciudad el tiempo no ha pasado y se mantiene una rica variedad de comercio local, gracias a la cual los vecinos prácticamente no tienen que bajar al Plan. Y es justo en las intersecciones de ambas avenidas que se alza orgulloso el Almacén Naval.
Almacén Naval: Un negocio con historia

A punto de cumplir un siglo, el Almacén Naval ha pasado por varios hitos a lo largo de su historia. Fue inaugurado el año 1923 por los hermanos Ángel y Augusto Ardito, quienes provenían de Portofino, Génova. Originalmente se encontraba al frente de su ubicación actual (donde actualmente hay una sede de la Universidad de Playa Ancha) y, tras sufrir un incendio, se trasladó a la casona en la que funciona hasta el día de hoy.
La casa en que se ubica el Almacén Naval data de 1906. Fue construida tras el terremoto que asoló a Valparaíso en agosto de ese año, cuando parte de la comunidad italiana decidió trasladarse al cerro Playa Ancha y ubicar sus casas sobre los terrenos más sólidos de Playa Ancha.
El Almacén Naval debe su nombre a que inicialmente atendían a los cadetes de la Escuela Naval, cuando esta funcionaba en el que hoy es el Museo Marítimo.
La bodega del emporio

Bajo el Almacén Naval hay unas bodegas donde se almacenaban barriles de pólvora, sacos de harina, legumbres y materiales de construcción. Ahí también se pueden observar las vigas que soportan el emporio, las que llegaron como lastre en las naves que arribaron al puerto de Valparaíso a fines del 1800. Estas embarcaciones eran principalmente de origen noruego y en ellas también venían los adoquines que luego sería utilizados para revestir la Avenida Gran Bretaña.
Mucho más que un negocio

La familia Parra adquirió el emporio hace unos 30 años atrás. Carlos Rojas, uno de sus actuales dueños, ve al almacén como un lugar donde se ejercen los valores antes que el mero negocio. Carlos cree que es muy importante desarrollar un comercio ético, mantener una relación cercana con el cliente y estar ahí para cuando la comunidad lo requiera.
Para Carlos Rojas, “lo que caracteriza al Emporio Naval, como buen negocio de barrio, es la forma en que nos relacionamos con la comunidad, conociendo a los vecinos, sabiendo sus nombres e historias. Por ende la colaboración es de ida y vuelta con el barrio”.



El Almacén Naval ofrece un gran surtido de abarrotes, verduras y licores. Además vende alimentos como empanadas, pizzas, confites y snacks. Su horario de atención es de 9 de la mañana a 1 de la madrugada de lunes a jueves; y el fin de semana hasta las 3 de la mañana.