Aquella tarde de invierno nos reunimos con mi padre en la Plaza Echaurren, nos fuimos caminando por calle Esmeralda y subimos por el ascensor Concepción hasta el Paseo Gervasoni. De ahí en adelante nos perdimos a paso lento entre las estrechas calles del cerro Concepción. De a poco comenzó a caer la noche y se encendieron los postes con sus luces amarillentas, iluminando los adoquines del piso. Me detuve un momento para tomar esta fotografía y luego seguimos paseando sin rumbo establecido.
20 de diciembre de 2013