Abrí los ojos en una pequeña y acogedora habitación con vista a los tejados de Pelourinho, sentí la brisa del ventilador en el techo, inhalé profundo y me sentí feliz. Amo la sensación de amanecer en un nuevo lugar por conocer.



Al salir de la habitación respiré el aire cálido de Salvador de Bahía. Desayuné de manera exagerada (Como suelo hacer cuando sé que esa será mi comida más potente del día) y me fui a recorrer el sector a paso lento. Esta vez decidí estar más días en la ciudad, precisamente para evitar la prisa y llamar a la tranquilidad de los tiempos, la toma de fotografías y la escritura.



Salí del Hotel Bahiacafé, pasé por “Praza da Sé”, pasé junto a la “Catedral Basílica do Sao Salvador” y me dirigí al “Largo Cruzeiro do San Francisco” siguiendo el llamado de la música y un grupo de negros que practicaba capoeira. A estas alturas, este arte marcial de origen afrobrasileño, se mezclaba con el ejercicio del turismo. Entre práctica y práctica de danza, los jóvenes invitaban a hacerse una fotografía con ellos y, si te sorprendían registrando sus acrobacias al ritmo de la música, amablemente te acercaban un tarro para que pagues por el espectáculo.
Como telón de fondo a la danza de negros y turistas se levantaba la “Igreja e Convento do Sao Francisco”, delante de ella una cruz inquisidora y alrededor hermosas casas coloniales de variados colores. Bajo mis pies, el piso de adoquines terminaba de cerrar un escenario envolvente, cautivador e histórico.



Dejé un par de reales en el tarro de los danzantes y continué mi camino por “Rua Portas do Carmo”. Qué calle más hermosa. A las fachadas coloniales se sumó uno de los accesos a la Facultad de Medicina con dos figuras que observaban desde lo alto el trajín de turistas, vendedores y vecinos que circulaban entre pinturas, restaurantes y tiendas de souvenirs.
Otra vez el paisaje tenía esa capacidad envolvente que tanto me gusta para hacer fotografías. No alcancé a caminar dos cuadras cuando me encontré con el cuadro perfecto. Ya estaba dentro de aquella imagen que años atrás vi en Pinterest y que me sedujo hasta hacerme viajar acá.
Al final de la calle se alcanzaba a divisar la “Igreja do Rosário dos Pretos” con sus dos torres de celeste eléctrico. A cada paso el paisaje se iba abriendo más, hasta que llegué a “Largo do Pelourinho”. A estas alturas estaba rodeado de calles, casas coloniales e iglesias. Feliz, me senté bajo la fachada del “Museu Dacidade -Acervo Diversificado- Cultura Baiana e Africana” y me quedé disfrutando del paisaje. En momentos así, no tengo nada más que pedir, solo disfrutar el momento y dejarme llevar por la magia de la ciudad.
2 de enero del 2019
7 respuestas a «Pelourinho mágico, cuando la ciudad te envuelve»
👌
Gracias Pippo.
Preciosas fotos y precioso texto. Dan muchas ganas de conocerlo.
Muchas gracias. Me alegra que te haya gustado 🙂
[…] desde Pelourinho por el elevador Lacerda, crucé el Mercado Modelo y llegué al embarcadero. Desde ahí partí […]
Hola! Viajo en marzo y me gustaría que me compartieras datos de alojamiento o tours! Ayuda!!! Te dejo mi correo dani.hidalgoc@gmail.com Además, iré a Morro, conoces ese lugar?
Hola Daniela. Yo me alojé en un hermoso hotel llamado Bahía Café, en pleno corazón de Pelohurinho. Como está todo relativamente cerca y mi mayor interés estaba en el casco histórico no tomé tours. Respecyo a Morro, te dejo el enlace a mi artículo sobre la isla: https://apuntesyviajes.com/2019/06/09/morro-de-sao-paulo-una-isla-de-ensueno/