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Almuerzo en el mercado de Isla Egina

Mientras caminamos bordeando la bahía, los griegos disfrutaban del sol invernal en la terraza de un bar bebiendo cerveza, un hombre vendía frutas y verduras en un barco, y un pintor registraba silencioso el paisaje que nos rodeaba a todos como en una película en pausa, donde el tiempo no existía.

Isla Egina, Grecia

Isla Egina, Grecia

Isla Egina, Grecia

Luego de la caminata buscamos un pequeño restaurante en medio del mercado y pedimos  dos ensaladas griegas. La ensalada griega es bien similar a la que comemos en Chile, sólo que en Grecia el queso se llama «feta» y va entero sobre la lechuga y el tomate, bañado con aceite de oliva y un toque de orégano. Ya que no había cerveza Mythos, pedí una cerveza holandesa, Amster, y un vaso de Fanta, muy distinta a la que tomamos nosotros, con menos azúcar y poco colorante, casi transparente.

Isla Egina, Grecia

Isla Egina, Grecia

Isla Egina, Grecia

De  fondo nos sirvieron un «boiled octupus»: un pulpo cocido en su tinta con pequeñas cebollas. Su aspecto no era muy amigable, sobre todo por los pequeños tentáculos. Pero si uno miraba hacia otro lado y se concentraba en el paladar sentía una carne blanda y suave, el sabor fuerte del aliño y unas cebollas que se deshacían en la boca. Macarena, en tanto, pidió un plato de «red mullet»:  pequeños pescados del Mar Egeo, servidos completos (con sus cabezas y colas), fritos, de rico sabor y elevado precio.

De esta manera recuperamos energía y nos preparamos para seguir recorriendo Isla Egina.

22 de agosto del 2012

 

Egina, 180 10, Grecia

Por Hernán Castro Dávila

El amor por los viajes, la escritura, la fotografía y la comunicación me ha impulsado a forjar mi propio camino dentro del periodismo. Creo en nuestra capacidad de expresión como ciudadanos del siglo XXI. Yo la practico desde mi blog, las redes sociales y la educación. Si queremos que este mundo cambie, debemos comenzar por nosotros mismos.

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