Cuando recién egresé de la universidad me fui a vivir al cerro Panteón. Durante un buen tiempo habité en calle Dinamarca. Desde ahí inventé mis primeros trabajos. Digo inventé, porque salvo dos veces, nunca he postulado a un empleo. Pero sí he diseñado muchos proyectos y presentado propuestas que a la larga me han permitido cumplir mis sueños profesionales y ganarme un sustento. Para calmar la ansiedad creativa, al menos un par de veces al día salía a rodear el Cementerio de Disidentes y a mi regreso, tomando calle Dinamarca otra vez, siempre me detenía en ese mirador improvisado que daba al cerro San Juan de Dios, donde el paisaje urbano de Valparaíso me mostraba qué tan lejos podían llegar los sueños. Respiraba profundo y volvía a mi cuarto, a seguir inventando proyectos.
Valparaíso, Chile
30 de abril del 2018