Este sí ha sido un otoño distinto en Valparaíso. De pronto nuestro mundo se acotó al hogar en que vivimos, los recuerdos que tenemos y la vida cotidiana que nos vamos inventando día a día para capear el encierro y, en una de esas, generar algo de economía que nos permita pagar la mitad del arriendo. Por suerte nos quedan atardeceres, que vienen a darnos un poco de consuelo.
Valparaíso, Chile
2 de junio del 2020