A mediados del siglo XIX llegaron los primeros habitantes al lugar donde hoy se emplaza Caleta San Pedro, a unos cuantos kilómetros de La Serena. Las familias Velasquez, Munizaga, Contreras y Godoy llegaron hasta ahí para recolectar machas, ostiones y almejas. Quién diría que más de un siglo después, sus descendientes no sólo han mantenido la tradición, sino que han resguardo y puesto en valor uno de sus mayores tesoros naturales. Conozca cómo hombres y mujeres de la zona se han organizado para emprender de manera colaborativa y sustentable a través de la producción de machas con valor agregado.
La historia de una caleta

Nace Caleta San Pedro
Casi 80 años después de que llegaran los primeros pescadores unos sacerdotes se acercaron hasta la caleta. Ahí comenzaron a construir una capilla donde pusieron una figura de San Pedro. Entonces la caleta adoptó el nombre con el que será conocida all día de hoy.
Hasta 1990 los habitantes del lugar extraían machas libremente. A partir de ese año se reguló la cantidad de personas que podían sacar machas y se crea la Asociación Gremial de la Caleta San Pedro. Sin embargo, no se pudo evitar el colapso del banco de machas a principios del año 2000.
Creación de áreas de manejo

Es así que el año 2000 comienzan a crear áreas de manejo y se regionaliza la actividad pesquera artesanal. A partir del 2003 se comenzó a trabajar el banco de machas como un área de manejo, utilizando como base los estudios anuales efectuados por la Universidad Católica del Norte y validados por la Subsecretaría de Pesca. Esto ha permitido que la explotación del recurso se realice de manera sustentable.
Entre el 2004 y el 2008 la Asociación Gremial accedió a un terreno en comodato y construyeron una sede que les permitiría contar con el espacio adecuado para realizar reuniones, asambleas y prestar diversos servicios a la comunidad.
Machas con valor agregado
El salto a la cooperativa

Es sobre esta base, que el año 2010 se conforma la Cooperativa Pesquera y Comercializadora San Pedro con el objetivo de dar valor agregado a los productos del mar y comercializar en forma directa.
A partir de ahí ya no los pararon más. El 2015 habilitaron las instalaciones de la Asociación Gremial y pusieron a funcionar una planta de procesos que da trabajo a 20 personas y es capaz de procesar 2.000 kilos de materia prima diariamente.
Distribución a nivel nacional


El 2018 comenzaron a distribuir sus productos a nivel nacional, renovaron su imagen y participaron en diversas ferias en las regiones Metropolitana y de Valparaíso, lo que les ha permitido ampliar el mercado y potenciar las machas con valor agregado, además de otros productos del mar.
Al día de hoy ofrecen gran variedad de productos, los que también están disponibles en su sitio web:
- Bandeja media concha de machas (20 unidades)
- Lengua de macha (1 kilo)
- Bandeja media concha de ostiones (20 unidades)
- Ostiones (1 kilo)
- Filete de reineta fresca congelada
Una mirada de futuro


Para Franklin Zepeda la Cooperativa Caleta San Pedro permitió cubrir la necesidad de vender en forma más directa y dar más valor agregado a sus productos. Además, agrega que “esta cooperativa es una de las pocas que funciona de mano con los pescadores, siendo ellos los que toman las decisiones”.
La cooperativa actualmente está compuesta por 152 personas y 40 de ellas son mujeres; ya han llegado a acuerdo con la empresa Jumbo y también venden de manera directa a través de su página web, ya sea para retirar en la planta o por medio de despacho dependiendo de la cantidad.
Las machas se pueden consumir de muchas maneras, siendo las más populares su preparación a la parmesana, en chupes o caldos. Los pasos que siguen son precisamente comenzar a crear más productos listos para consumir como machas a la parmesana, caldos y pastas. ¿Y por qué no? Comenzar a exportar en un periodo de tiempo que no se ve muy lejano.

Esta experiencia ha servido como un referente de emprendimiento en el mundo de la pesca artesanal. Franklin Zepeda ha viajado por todo Chile compartiendo el modelo de trabajo que han desarrollado, lo que lo llena de orgullo a él y a los demás integrantes de la cooperativa.
Este artículo es parte del proyecto de asociatividad ejecutado por la Fundación Cocinamar con el financiamiento de Corfo y el Gobierno Regional de Coquimbo.
9 de mayo del 2020