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Crónicas

Dentro del Coliseo

Hasta el Coliseo llegamos siguiendo el sendero de un parque cuyo nombre no recuerdo. Entre medio de los árboles, como sacado de la fotocopia que pinté con lápices de colores en sexto básico, surgió silencioso e imponente el Coliseo Romano.

Roma, Italia
Coliseo Romano
Roma, Italia
Coliseo Romano
Roma, Italia
Coliseo Romano

¿Qué hacíamos ahí? Cuando pequeño pasaba horas mirando las ilustraciones en blanco y negro de los libros de historia. Más que las palabras, los nombres o los grandes sucesos, esas pequeñas fotografías captaban toda mi atención. Aquellas imágenes me invitaban a soñar con paisajes tan lejanos de mi natal Punta Arenas. Y ahora estaba ahí. ¿Cuándo lo habría imaginado?

Roma, Italia
Coliseo Romano
Roma, Italia
Coliseo Romano
Roma, Italia
Coliseo Romano

A medida que avanzábamos hacia esa mole de travertino y hierro, la estructura con sus arcos fue creciendo delante de nuestras narices, hasta tragarnos por completo. Dentro de sus fauces, pudimos apreciar galerías enteras donde los romanos asistían a ver los dantescos espectáculos: ahí las bestías se mataban entre sí, los hombres luchaban contra los animales o contra otros hombres, mientras la arena absorbía la sangre y la gente se deleitaba de tanta barbarie contenida, en medio el imperio.

Silenciosos caminamos por el esqueleto de aquella estructura enorme, viendo, imaginando, soñando. Como cuando era pequeño. Pero esta vez dentro de la fotocopia, a todo color.

28 de marzo del 2013

 

Roma, Italia

Por Hernán Castro Dávila

El amor por los viajes, la escritura, la fotografía y la comunicación me ha impulsado a forjar mi propio camino dentro del periodismo. Creo en nuestra capacidad de expresión como ciudadanos del siglo XXI. Yo la practico desde mi blog, las redes sociales y la educación. Si queremos que este mundo cambie, debemos comenzar por nosotros mismos.

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