Las calles de Hanoi son un espectáculo. Desde sus diminutas veredas surgen árboles que se elevan hacia el cielo y se cruzan con gran cantidad de cables que cuelgan desde los postes de luz. En sus costados destacan las construcciones angostas. Ahí funcionan gran diversidad de negocios, desde cuyas puertas cuelgan banderas vietnamitas. En este marco, las calles son un hervidero de motos y bicicletas circulando en todas direcciones, así como de gente yendo y viniendo. Más de una vez en nuestro estadía en la ciudad nos detuvimos en un bar o en un café sólo para contemplar su alocado ritmo de vida, acelerado y sin embargo armónico.
Hanoi, Vietnam
14 de agosto del 2014








