Luego de pasear por los templos de Luang Prabang regresamos a la calle principal y hablamos con el chofer de una pequeña camioneta, acondicionada como taxi. Negociamos un precio para que nos llevara a las cuevas de Pak Ou. Partimos de inmediato hacia fuera de la ciudad. El cielo ya se había despejado por completo y comenzaba a hacer calor.

El paseo estuvo muy bueno, pues nos permitió dar un vistazo a la periferia de Luang Prabang, mucho más humilde que el centro de la ciudad y con mucho más tráfico, especialmente de motocicletas. A medida que nos alejábamos comenzaba a predominar el paisaje rural con un fondo selvático y grandes montañas.
Las cuevas de Pak Ou

Tras una hora de viaje llegamos a un pequeño pueblo con calles de tierra. Lo atravesamos y caminamos hasta un embarcadero donde nos esperaba un hombre de mediana estatura y piel curtida por el sol. Nos invitó subir a un balsa y luego nos condujo navegando a través del río Mekong.
El espectáculo natural era impresionante. Enormes murallas de piedra caliza, montañas a lo lejos, selva alrededor y el río bajo nuestro.



Cuando llegamos al otro lado del Mekong tuvimos que subir una empinada escalera al borde de la roca para llegar hasta la entrada de la cueva. Una vez arriba nos encontramos con un forado de piedra de gran tamaño, un altar con figuras de Buda, tras el cual se desplegaba como fondo natural el río Mekong, y hacia dentro de la cueva una pendiente de piedra repleta de figuras de Buda cubiertas de polvo y telas de araña. Fue algo conmovedor.


Luego bordeamos la quebrada y subimos más escaleras para llegar a otra cueva. Esta vez nos encontramos con unas enormes puertas. Cruzamos el umbral y nos introdujimos en la oscuridad fría y silenciosa. Ya casi cuando no veíamos nada nos encontramos con un altar rodeado de figuras, el que pudimos ver gracias a las linternas de los otros turistas que circulaban por el lugar.
En las cuevas de Pak Ou se conjugan religión, historia y misterio. No había nada más que pedir. Sacamos las fotos de rigor y emprendimos el regreso a Luang Prabang.
26 de junio del 2014