Eran las dos de la tarde de un sábado cualquiera y el Restorán Capri rebosaba de comensales. Los mozos iban y venían presurosos. De la cocina los platos salían uno tras otro. César Pincheira oficiaba de director de orquesta, yendo y viniendo, dando la bienvenida y preocupado de que no pasaran más de un par […]
