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Excursión a la Laguna San Rafael: Una experiencia inolvidable

Así fue mi viaje a Laguna San Rafael, una maravilla natural en la Región de Aysén, Chile

Hay momentos en nuestra vida en que necesitamos conectar con la esencia natural. Volver al origen. Volver a lo simple. Haber visitado la Laguna San Rafael y sus hielos eternos era justo lo que necesitaba en este momento de mi vida. La expresión en el rostro de quienes me acompañaban en esta travesía comunicaban algo parecido.

Lo mejor de todo, es que la mayoría de esos sorprendidos pasajeros eran habitantes de la región de Aysen y esta era la primera vez que visitaban la La Laguna San Rafael en su vida. “Un sueño hecho realidad” como le escuché decir a una mujer mientras grababa un video. 

Además este era el primer viaje a la Laguna luego de 10 meses de tener los servicios suspendidos producto del coronavirus, por lo que la tripulación también estaba muy entusiasmada.

De Puerto Chacabuco a los fiordos y lagunas de la Patagonia 

A cerca de 40 minutos de Coyhaique, Puerto Chacabuco es el más importante de la región de Aysen y punto de partida para las excursiones a la Laguna San Rafael.

Hasta ahí llegamos en un transfer que nos pasó a recoger a eso de las 05:30 de la mañana. Luego de esperar un rato entramos al catamarán Aysén. De ahí en adelante todo fue dejarse querer.

Partimos con un desayuno (08:00), seguimos con un aperitivo (10:00) y luego el almuerzo (11:00) a medida que avanzábamos por el Fiordo Aysén. El motivo de comer tanto por la mañana era para que cuando llegáramos a la Laguna San Rafael nos concentráramos en disfrutar. Y así fue.

Apenas dejamos de comer, subimos a cubierta. Desde que ingresamos a la Laguna San Rafael comenzó lo más alucinante del viaje. El bosque siempre verde se veía más cerca y la aparición de los primeros icebergs captó la atención de todos los pasajeros. 

Hasta que llegamos al glaciar y la sorpresa fue total. ¡Qué bello e imponente lucía el San Rafa, como le decían coloquialmente! Era como entrar a una dimensión distinta, helada y milenaria.

La dimensión del hielo en la Laguna San Rafael

La buena noticia la entregó uno de los miembros de la tripulación: Las condiciones climáticas estaban buenas para descender en botes y navegar entre los icebergs. Íbamos bajando en grupos de 12 personas, subíamos al bote y partíamos rumbo a los hielos.

A medida que nos acercábamos el aire se sentía más frío y se escuchaba como los hielos chocaban con la base del bote. Cuando nos detuvimos, el sonido del motor se apagó y surgió el sonido del hilo. Cientos de burbujas de oxígeno que eran liberadas alrededor nuestro soñaban con un suave crepitar, más el sonido de las hojas y los hielos chocando entre sí.

Cuando el sol se asomaba los icebergs más grandes adquirían un tono celeste muy vivo, casi fosforescente. Y al fondo, como un gran castillo blanco, se alzaba el Glaciar San Rafael, una muralla de hielos que a ratos se desprendían sobre la laguna. 

Cuanta belleza y perfección natural. Estar frente al glaciar San Rafael es una experiencia que sobrecoge y emociona. Una compañera de la embarcación dijo que se le había pasado el dolor de cabeza. Y sí, entrar a una dimensión tan distinta hace que por un momento todo pase a un segundo plano y sólo prime la energía gélida y milenaria del San Rafael.

De regreso a la embarcación nos estaban esperando con un chocolate caliente, una media luna y un queque con chocolate. El resto del tiempo que estuvimos ahí me fui a la superficie a ver los hielos alrededor nuestro. 

Cuando partimos de regreso, brindamos con un whisky en las rocas (con hielo milenario), jugamos bingo y aproveché de editar las fotos de los días anteriores. 

Así pasaron cerca de 4 horas o más. Cerca de las 21:00 horas llegamos a Puerto Chacabuco, donde nos estaba esperando el transfer que nos llevaría a Coyhaique. 

Fotos de la Laguna San Rafael

Por Hernán Castro Dávila

El amor por los viajes, la escritura, la fotografía y la comunicación me ha impulsado a forjar mi propio camino dentro del periodismo. Creo en nuestra capacidad de expresión como ciudadanos del siglo XXI. Yo la practico desde mi blog, las redes sociales y la educación. Si queremos que este mundo cambie, debemos comenzar por nosotros mismos.

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